Mediante una historia clínica minuciosa (un interrogatorio por parte del médico orientado a buscar una relación causa-efecto a lo que padece el paciente), acompañada de una exploración física suficiente, buscando los síntomas antes referidos como clínica típica.
A la hora de hacer una historia clínica que nos sirva para diagnosticar al paciente, hemos de preguntar:
- Por el ambiente que le rodea, tanto en su domicilio, como laboralmente: Con qué sustancias trabaja, si trabaja con animales...
- Por los factores o elementos que la persona siente que son los que desencadenan sus síntomas.
- Por el calendario de dichos síntomas: Cuándo empiezan (en qué mes, aproximadamente) y cuánto duran.
Y en cuanto a la exploración física, son sugestivos de rinitis alérgica determinados signos que podemos encontrar en los pacientes: Como un pliegue nasal, o el denominado pliegue de Dennie Morgan, que podemos observar en la imagen
Al binomio historia clínica-exploración física podemos añadirle una serie de pruebas que confirmen la sospecha, y que son:
- Pruebas cutáneas: Intradérmicas (prick-test) y epicutáneas.
- Pruebas analíticas: IgE, eosinófilos.
- Pruebas de provocación: Hacer entrar en contacto a la persona con aquello que suponemos que le produce la reacción alérgica, de forma controlada, y en un entorno hospitalario (por si acaso).
- Pruebas cutáneas: Intradérmicas (prick-test) y epicutáneas.
- Pruebas analíticas: IgE, eosinófilos.
- Pruebas de provocación: Hacer entrar en contacto a la persona con aquello que suponemos que le produce la reacción alérgica, de forma controlada, y en un entorno hospitalario (por si acaso).
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